Modelo de competencias: la universidad se acerca a la empresa

José Joaquín FernándezLiberalismo

Por Alex Montero

Cuando un profesional recién graduado ingresa al mundo laboral, se lleva la más ingrata de las sorpresas: sus años de universidad son insuficientes y se encuentra a gran distancia de poder desempeñarse bien en los puestos que solicita. Cuando empieza a trabajar en una empresa tiene la sensación de no haber aprendido nada. Los empleadores se resisten a contratarlo, conscientes de que deberán invertir cerca de un año en capacitarlo antes de que tenga el nivel esperado; por ello prefieren contratara solo profesionales con experiencia.

Este divorcio entre formación académica y mundo empresarial existe y crece continuamente, pues la inercia de la universidad contrasta con el fuerte dinamismo de los mercados impuesta por un mundo globalizado y cambiante. Sufre la empleabilidad de los graduados universitarios, para quienes se hace cada vez más difícil conseguir trabajo decente; pierde competitividad el país y la posibilidad del desarrollo se aleja. En conferencia en el Colegio de Periodistas, Claudio Rama (2009) afirmaba: “para que la educación incida en el desarrollo, se torna un requisito indispensable que los sistemas educativos produzcan las competencias que requieran los mercados” (p. 3).

¿Existen alternativas? Desde la década de 1990 se hace sentir con fuerza la propuesta de la educación por competencias como alternativa para superar la brecha entre educación superior y mercados. ¿Cómo definir “competencia”? La Recomendación 195 de OIT declara: “el término ‘competencias’ abarca los conocimientos, las aptitudes profesionales y el saber hacer que se dominan y aplican en un contexto específico”. Se trata de la integración del saber con el saber hacer, de la teoría con la práctica, del conocimiento con la acción con miras al desempeño satisfactorio en el mundo del trabajo.
El modelo por competencias hace énfasis en las demandas explícitas del mercado de trabajo. La norma educativa surge de las necesidades de la práctica laboral, no de una oferta teórica desligada de la práctica. Nos parece escuchar aquí ecos del clamor de Dewey por una educación por y para la vida.

El concepto de competencia además ha evolucionado conforme a una figura del profesional capaz de trabajar en equipo, de ser productivo, de actuar con ética, de ser persona plena. Larraín y González (2005) afirman: “Por competencias se entiende la concatenación de saberes, no sólo pragmáticos y orientados a la producción, sino aquellos que articulan una concepción del ser, del saber, saber hacer, del saber convivir” (p.44). Y Schmal y Ruiz-Tagle (2008) destacan que el reto de la educación por competencias es “la relevancia y pertinencia de los contenidos que se aprenden; eviten el fraccionamiento tradicional de los conocimientos y faciliten su integración; generen aprendizajes en situaciones complejas y, por último, estimulen, faciliten y provoquen la autonomía personal del estudiante” (p. 150).

¿Qué ventajas tenemos al asumir el enfoque por competencias? Rama (2009) las sintetiza así:

  1. Fomentar la transparencia en los perfiles de las titulaciones.
  2. Promover un mayor énfasis en los resultados de los procesos de enseñanza
  3. Desarrollar un paradigma centrado en los estudiantes, que incluya no solo el saber
  4. Promover nuevas dinámicas de enseñanza para apropiarse de las competencias específicas y genéricas y articular diversidad de aprendizajes
  5. Ampliar los niveles de empleabilidad
  6. Crear un lenguaje común para la movilidad profesional asociado a los créditos” (p. 7)

El proyecto Tuning (www.tuning.deusto.org), en Europa, se ha encargado de afinar y unificar criterios en la educación superior europea, recurriendo a identificar las competencias profesionales como recurso para generar consensos, fijar estándares, equiparar títulos y movilizar profesionales en la región. Luego, el proyecto Tuning América Latina ha trabajado en identificar las competencias profesionales necesarias en nuestra región.

Contamos, por tanto, con el modelo de competencias para acercar la universidad a la empresa, aumentar la competitividad e impulsrar su desarrollo. Contamos con estudios que nos guían sobre cómo hacerlo. Contamos con antecedentes y experiencia acumulada en países y universidades de otras regiones del mundo. ¿Qué nos hace falta?

El paso crítico es la generación de consenso que nos permita actuar. Un consenso que involucre a los actores centrales del proyecto educativo nacional. Las universidades deben estar dispuestas a hacer la inversión de cambiar al modelo de competencias para ofrecer formación de calidad y pertinente para la demanda nacional. Las empresas deben tener espacio para expresar sus necesidades y demandas, de forma que puedan sentarse a dialogar con las universidades sobre el tipo de profesionales que requiere el país. El Estado, a través de CONESUP, debe ser facilitador de este proceso, eliminando la sobrerregulación y las trabas a fin de que sea posible el proceso de cambio y mejora de los planes de estudio.

No son los únicos interesados. La comunidad, espacio donde se instala la institución, es también fuente de necesidades por satisfacer y destino de servicios a ofrecer, por lo que debe estar involucrada en el cambio. Los docentes, quienes deben hacerlo efectivo, deben ser incorporados para que puedan actuar por convicción y consenso, de modo que no termine todo otra de las decenas de reformas abortadas de la educación nacional. Y los estudiantes deben intervenir como los promotores más activos del cambio, ya que son los más interesados por una educación flexible, actualizada y pertinente. En conclusión, es tarea de todos.

En otras partes del mundo, la universidad se acerca a la empresa para cooperar y lograr así mejores profesionales en un mundo cada vez más competitivo. ¿Podemos tener el mismo empeño en Costa Rica?

REFERENCIAS
Larraín U., Ana María González F., Luis Eduardo (2005). Formación Universitaria por Competencias. Seminario internacional CINDA. Disponible en //www.buenastareas.com/ensayos/Formacion-Universitaria-Por-Competencias/118118.html

OIT (2005). Recomendación 195. Disponible en //www.cinterfor.org.uy/public/spanish/region/ampro/cinterfor/publ/bar_195/index.htm

Proyecto Tuning (2007). Tuning América Latina, conclusiones y propuestas. Disponible en agosto de 2010 en //Tuning.unideusto.org/Tuningeu

Rama, Carlos (2009). Mercados laborales y competencias profesionales. Conferencia en el Colegio de Periodistas de Costa Rica del 6/11/09. Ver su página //www.claudiorama.name

Schmal y Ruiz-Tagle (2008). Una metodología para el diseño de un currículo orientado a las competencias. Ingeniare. Rev. chil. ing. v.16 n.1 Arica jun. 2008 Disponible en //www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-33052008000100004&script=sci_arttext