La inflación como fenómeno antisocial

José Joaquín Fernández Liberalismo

Por José Joaquín Fernández. Miembro de la Mont Pelerin Society.

La inflación es antisocial porque es el impuesto más regresivo e injusto que existe. Si hay algo que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres es el fenómeno inflacionario.

La inflación es un impuesto. Los impuestos se pueden clasificar de muchas formas. Una de ellas es en impuestos progresivos o regresivos. Un impuesto progresivo es aquel cuya carga impositiva aumenta conforme aumenta el nivel de ingreso, como por ejemplo, el impuesto sobre la renta. Por su parte, en el caso de los impuestos regresivos, la carga impositiva disminuye conforme aumenta el nivel de ingreso. En otras palabras, la tasa impositiva para el pobre es mayor que la del rico en el caso de los impuestos regresivos. Estos impuestos hacen que la brecha entre ricos y pobres se agrande. Esto parece muy injusto y antisocial.

Lea: Qué causa la inflación y el aumento de los precios

Un ejemplo de impuesto regresivo es el impuesto sobre las ventas. Sin embargo, es de común acuerdo entre economistas que el impuesto más regresivo de todos es la inflación. Por eso el período en donde América Latina ha sufrido mayor deterioro de su distribución del ingreso, ha sido también su etapa de mayor inflación. Veamos cómo la inflación afecta de distinta manera al rico y al pobre y cómo el impuesto inflacionario aumenta la brecha entre ricos y pobres.

La inflación es el deterioro del poder de compra del dinero y este es una forma de riqueza. Existen muchas otras formas de riqueza como los bienes raíces (edificios, casas, terrenos, fincas y demás propiedades), joyas y metales preciosos (oro, diamantes, etc.), activos físicos de empresas (maquinaria y equipo de oficina), obras de arte (cuadros, esculturas, etc.), posesión de monedas extranjeras, acciones que se cotizan en bolsa y títulos valores. En un periodo inflacionario, solo la riqueza expresada en dinero local se ve afectada. Por lo general, la riqueza expresada en formas que no sea moneda local, no se ven afectados por la inflación sino que, por lo general, aumentan al mismo ritmo que esta. Por tanto, entre mayor sea la proporción que nuestra riqueza se encuentre en dinero de moneda local, mayor será la pérdida de riqueza como consecuencia de la inflación.

Entre más bajo sea el nivel de ingreso de una persona, mayor será la proporción de su riqueza expresada en moneda local. El caso extremo es el mendigo cuya única riqueza son los billetes y monedas que posee, y por lo tanto el peso de la inflación recae directamente sobre este único bien que tiene.

Por otro lado, el rico preservará su riqueza haciendo que esta se distribuya en los activos que no se ven afectados por la inflación. Un rico se previene de la debilidad de la moneda local y del pésimo manejo del Banco Central tratando de tener el mínimo de liquidez para no ser afectado por el impuesto inflacionario. Por tanto, mientras que el pobre está a merced de la política monetaria del gobierno que le empobrece más, el rico busca garantías de seguridad evitando ser afectado por los cambios en la moneda local.

La inflación también es antieconómica porque los aumentos generalizados de los precios generan “ruidos” que dificultan la planeación empresarial con lo que se ve afectada seriamente la productividad. La inflación no afecta a todos los precios por igual y, por tanto, se crea incertidumbre sobre precios futuros. Esto dificulta la elaboración correcta de presupuestos e inventarios con lo que se reduce la eficiencia, aumenta el riesgo de invertir y suben los costos de cualquier actividad, tanto de los emprendedores, como de los trabajadores, los burócratas o los consumidores.

A mayor inflación, tendremos tasas de interés más altas, y además más volátiles, porque existe una relación directa entre inflación y tasas de interés por medio de lo que en economía se conoce como la “Ecuación de Fisher”. Y, si las tasas de interés suben por causa de la inflación, se dificulta el acceso al crédito sea para la inversión o la compra de vivienda.

Por otra parte, una de las principales causas de las volatilidades en los tipos de cambio en cualquier parte del mundo es la inflación. Esta volatilidad añade incertidumbre, o riesgo cambiario, y suma costos adicionales innecesarios para las actividades que se relacionan con el sector externo de la economía.

Lea: ¿Puede la inflación estimular el crecimiento económico?

En fin, las consecuencias de la inflación sobre la economía: deterioro en la distribución del ingreso, tasas de interés nominales y reales más altas, mayor volatilidad en el tipo de cambio y tasas de interés. Además, incertidumbre sobre precios futuros. Todo lo anterior se traduce en menos inversión lo cual significa menos crecimiento, tasas de desempleo más altas y salarios más bajos. De allí que la opción por la estabilidad económica se convierte en un verdadero compromiso social.

Por las razones anteriores, es que quizá en 1920, John Maynard Keynes, el padre del intervencionismo moderno dijo en su libro “The Economic Consecuences of Peace” que “No hay manera más sutil, ni medio más seguro para derribar las bases existentes de la sociedad que envilecer la moneda. El proceso envuelve todas las fuerzas ocultas de las leyes económicas del lado de la destrucción y lo hace de una manera que ni un hombre en un millón es capaz de prever”.

Los principales bancos centrales del mundo como el Banco Central Europeo o el Banco Central de Canadá se fijan una meta de inflación inferior al 2% anual porque una superior ya empieza a deteriorar las tasas de crecimiento económico y hace que aumente el desempleo. Si un Banco Central es incapaz o no desea mantener una tasa de inflación por debajo del 2% anual, entonces es necesario considerar el cierre de inmediato de dicha institución.