– Cuando un liberal es vegetariano, no come carne y promueve esta dieta por medio de la persuasión o a través de organizaciones privadas.
– Cuando un socialista es vegetariano, quiere que el gobierno prohíba el consumo de carne y que se hagan campañas, con recursos de los contribuyentes, en favor de la dieta vegetariana.
– Cuando un liberal es homosexual, lleva una vida normal y pide que se respete el principio de que todo ser humano, por ser libre, tiene el derecho a hacer con su vida lo que quiera siempre y cuando no viole la libertad de otros.
– Cuando un socialista es homosexual, quiere que el gobierno use recursos públicos para hacer apología de la homosexualidad y acusar de “homofóbicos” a todos los que no piensan como él.
– Cuando un liberal pierde el trabajo, piensa en cómo salir de la situación y hace todo lo posible por encontrar un nuevo trabajo o bien iniciar un negocio propio.
– Cuando un socialista pierde su trabajo, le pide al gobierno que ponga trabas al despido (lo ideal es que prohíba los mismos) y que monte campañas, con fondos públicos, en contra de los empresarios.
– Cuando un liberal cree que el costo de la vida es muy alto, promueve la libre competencia como mecanismo automático y gratuito para bajar los precios y mejorar la calidad.
– Cuando un socialista cree que el costo de la vida es alto, busca la fijación de precios, crear burocracia para que regule los precios, castigar a los empresarios “usureros” y cerrar los negocios.
– Cuando un liberal no le gusta un programa de televisión, cambia de canal o apaga el televisor, porque respeta que cada medio es libre de transmitir lo que quiera.
– Cuando un socialista no le gusta un programa de televisión, pide al gobierno que prohíba el programa, pide al gobierno que menoscabe la libertad de expresión y promueve la creación de canales de televisión públicos que transmitan lo que a él le gusta, financiado por contribuyentes, aunque a éstos últimos no les gusten los programas de los socialistas.
– Cuando un liberal es ateo, no asiste ni a la iglesia, ni al culto ni hace oración y respeta a los creyentes.
– Cuando un socialista es ateo, se burla de los creyentes y busca que el gobierno persiga a todos aquellos que creen en Dios, pide al gobierno el cierre del centro educativo que imparta formación religiosa, pide que se expropien los bienes de la iglesia, que se prohíba la semana santa, etc. (contra el Islam no hace nada porque no tiene el coraje).
-Cuando un liberal se preocupa por las emisiones de CO2, promueve la producción privada (sin subsidio), tanto en la generación eléctrica con fuentes renovables, como en el desarrollo de motores que no usen combustibles fósiles que compitan con los de combustión. Además, promueve la reforestación y promueve tecnologías que absorban el CO2.
-Cuando un socialista se preocupa por las emisiones de CO2, pide que el gobierno prohíba la circulación de vehículos que usan motores de combustión y que apoye el Acuerdo de París con todas sus prohibiciones. Nunca habla de reforestar.
– Cuando un liberal tiene problemas económicos, busca la manera de mejorar sus ingresos, reduce gastos innecesarios, consume sus ahorros y busca refinanciamiento de sus deudas.
– Cuando un socialista tiene problemas económicos le echa la culpa a los empresarios, a los EEUU, etc., etc. Luego pretende que los sindicatos presionen al gobierno para que el contribuyente pague sus deudas, le pague un bono por desempleo, le dé un trabajo y que le regale desde la cuna hasta el ataúd.
– Cuando a un liberal le preocupa contagiarse de SARS-CoV-2 toma las medidas sanitarias que considera convenientes, según su edad y estado de salud: lavarse las manos, mantener la distancia, y quedarse en casa si quiere y puede. No requiere que el gobierno le diga que hacer, ni obliga a nadie a quedarse en casa, ni a cerrar su establecimiento.
– Cuando un socialista le preocupa contagiarse del SARS-CoV-2 quiere que el gobierno imponga una dictadura prohibiendo la circulación de vehículos, que cierre negocios, playas, escuelas, colegios, iglesias, universidades, etc. Además, pretende que todos acusemos a todos aquellos que se reúnan por el motivo que sea.
– Cuando un liberal lee este escrito se ríe y, si tiene ganas, lo envía a sus amigos.
– Cuando un socialista lee este escrito, se enfada y trata de fascista y retrógrado a quién lo ha escrito.
En fin, un liberal asume la responsabilidad de su propia felicidad y respeta la vida y propiedad de los demás; mientras que un socialista quiere prohibir todo lo que no le gusta y quiere que el contribuyente le pague todo lo que le gusta.
(*) De autor anónimo. Editado.