Las ventajas de la gentrificación

Sergio VillaltaSergio Villalta

Por: Sergio Villalta

Es notorio que desde la izquierda se pretende asociar a la gentrificación con términos peyorativos. Por ejemplo, al hablar sobre la gentrificación se escuchan las palabras de “explotación”, “dominación” o “colonización”.

¿Qué es la gentrificación?

La RAE define la gentrificación de esta forma: “Proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo.”

¿Qué debemos pensar de la gentrificación?

Que es un producto de las transacciones voluntarias entre personas adultas, en consecuencia, no deben ser prohibidas o limitadas por el Estado.

Las únicas relaciones entre individuos que deben prohibirse o limitarse, son aquellos actos u omisiones que dañen los derechos de propiedad y la libertad de otras personas.

De lo anterior podemos concluir qué, los cambios en el uso de la propiedad, cuando estos son producto de las transacciones voluntarias entre personas mayores de edad, son una manifestación de la libertad de cada individuo y es una actividad normal que ocurre dentro de un mercado específico.

Entonces, ¿por qué la gentrificación debería ser considerada como un problema, cuando es el resultado de las relaciones voluntarias entre personas adultas?

Ventajas de la gentrificación

A. La plusvalía

Siendo que la gentrificación es producto de las relaciones voluntarias que surgen en un mercado entre la oferta y demanda, no se puede más que concluir que, esto conlleva un aumento en el valor de las propiedades que se compran o se venden.

Si una zona pasó por un proceso de renovación o reconstrucción, esto beneficia al propietario original. Porque su terreno será considerado como de mayor valor (ceteris paribus), en relación con un terreno situado en una zona deteriorada, abandonada, despoblada o insegura.

La gentrificación permite a los vendedores obtener mayores ganancias al momento de vender su terreno. Mientras, que la gentrificación les aumenta la plusvalía de sus terrenos a las personas que no deciden vender sus propiedades.

B. Mejor infraestructura privada

En general, cuando una zona se beneficia con el proceso de renovación o reconstrucción que realizan los compradores, esto llega junto a una mejor infraestructura privada de la zona. Esto también beneficia a las personas que deciden no vender sus terrenos, ya que las propiedades estarán localizadas en una zona junto a edificaciones modernas, iluminadas, pintadas, limpias y que reciben un mantenimiento periódico.

C. Progreso económico

Cuando un lugar se beneficia por la gentrificación, en términos generales, esta llega acompañada de un mayor progreso económico. Una zona que ha sido reconstruida o renovada es mucho más atractiva para los comerciantes y emprendedores (ceteris paribus) que decidan llegar. Una zona que esté deteriorada, abandonada, despoblada o que sea insegura será mucho menos atractiva para los comerciantes y emprendedores.

Cuando una población de mayor poder adquisitivo se convierte en los nuevos habitantes de la zona, se espera que surjan nuevos comercios que puedan satisfacer las necesidades de este segmento de habitantes en particular. Esto solo puede acarrear nuevas fuentes de empleo y un mayor progreso para la economía de esa zona.

D. Mayor seguridad

Una zona que haya pasado por un proceso de renovación o reconstrucción y que atraiga a un segmento de la población con mayor poder de adquisitivo, hará (ceteris paribus) que el entorno sea más seguro; en comparación a una zona deteriorada, abandonada, sin iluminación o despoblada.

Una mayor seguridad relativa también beneficia a las personas que, por cualquier razón, deciden no vender su propiedad. Mayor seguridad relativa significa con los años una mayor plusvalía sobre las tierras que los habitantes originales conservan.

Además, el comprador de las propiedades tendrá la tranquilidad de vivir en una zona con mayor seguridad relativa, lo cual es un valor que se añade a su inversión inicial.

¿Dónde está la injusticia?

Se dice que existe una relación desigual. Que el pobre vende su tierra por necesidad. Que el extranjero compra el terreno para obtener una ganancia mayor. Pero, ¿dónde está la injusticia?

La desigualdad en sí misma no es intrínsecamente injusta. Las transacciones voluntarias entre individuos son siempre justas, excepto cuando haya coerción, robo o fraude.

La desigualdad es una condición natural del ser humano. Siempre existirán condiciones desiguales, pero lo importante es que las interacciones sean libres y voluntarias.

En este caso, si una persona desempleada acepta vender su tierra voluntariamente, no hay injusticia; sino un acuerdo mutuamente beneficioso para las partes.

Siempre en una transacción voluntaria, ambas partes ganan. La persona que vende su tierra lo hace porque valora más el dinero que recibirá, que conservar su tierra.

La persona en pobreza o desempleada, si es lo suficientemente racional, recibirá un dinero al vender su tierra y podrá usarlo para mejorar su condición económica.

Mientras que la persona que compra la tierra (sea extranjero o nacional) obtiene una propiedad que valora más que el dinero que entregó.

Entonces, ¿dónde está la injusticia? La desigualdad no es sinónimo de fuerza, coerción, robo o estafa.

Conclusión

¿Por qué el Estado debe limitar los derechos de propiedad de los habitantes de una zona que está deteriorada, abandonada, despoblada o es insegura?

Solo las personas que viven en una determinada zona y que padecen las limitaciones o debilidades de vivir en ese lugar, pueden legítimamente y de una forma más genuina, sopesar la conveniencia o desventaja de vender sus tierras.

Nadie más, mucho menos el Estado, por medio de sus agentes, puede convertirse en un juzgador de los intereses y aspiraciones de los habitantes de una zona, mientras estos decidan voluntariamente qué hacer con sus derechos de propiedad.