Los grupos de presión están carcomiendo al país. Ellos usan los Gobiernos para obtener ganancias extraordinarias, no como consecuencia de mejoras en la productividad, sino a través de la explotación de los contribuyentes o del consumidor. Esto lo logran por medio de la restricción de ingreso al mercado, con la obtención de subsidios o por medio de transferencias directas.
El único antídoto contra los grupos de presión es la libre competencia y apertura de los mercados. Libre competencia es ausencia de privilegios, ausencia de monopolios y ausencia de mercados protegidos por ley, sea para el burócrata, el sindicalista, el político o el empresario En este sentido, al promover la libre competencia contribuimos a la paz social y al fortalecimiento de la democracia.