Los pluses salariales de las universidades públicas absorben el 26% de sus fondos. Esto es una injusticia social que debe detenerse.
Ya es hora de que las universidades estatales dejen de recibir transferencias por parte de los contribuyentes. Ya es hora de que las universidades estatales empiecen a financiarse 100% con el ingreso proveniente de su matrícula y de la venta de sus servicios. Ya es hora de someter a las universidades públicas al control de calidad permanente que solo provee la libre competencia.
Solo en un mercado sometido a la libre competencia se sabrá si los salarios que paga una institución pública es producto de la explotación al consumidor o de su productividad. Solo en un mercado sometido a la libre competencia se sabrá si los planes de estudio de las universidades públicas responden a las necesidades de desarrollo del país o sin son parte de una agenda de adoctrinamiento marxista.