Nadie quiere que cambien las cosas en Costa Rica, porque una gran cantidad de personas están protegidos con leyes que les permite trasladar el precio de sus caprichos a otros.
De esta forma, los burócratas quieren que siga el saqueo, los profesionales colegiados quieren que siga la complejidad lucrativa, los profesores universitarios quieren que siga la fiesta universitaria, los sectores agrícolas quieren mantener sus protecciones depredadoras; los negocios privados subsidiados quieren seguir subsistiendo; y los que comercian con el Estado, simplemente quieren que el estado gaste mas en sus servicios y productos.
Y es así como el camino hacia la servidumbre de todos los ticos – en esta mala democracia – ha sido cuidadosamente pavimentado a base de modelos convenientes para unos cuantos pero que, ya están agotados.
Modelos como planificación centralizada de políticas económicas, déficit fiscal expansivo con inflación crónica; una moneda inoperante; educación estatizada y estandarizada; proteccionismo selectivo y subsidios productivos clientelistas; islas de inversión (zona franca); subsidios sociales adictivos e inefectivos; sistemas de reparto de pensiones y salud empobrecedores; impuestos altos; política energética monopolística; política alimentaria en contra de los consumidores; espejismos de carbón neutro; aislamiento centroamericano; aumento en regulación inoperante; quimeras constitucionales, y muchos otros modelos ya probados y fracasados.
La solución ha estado siempre en alejarse de modelos estatistas y pasar al único modelo que generaría prosperidad para todos, donde la propiedad privada sea el pilar de la economía con impuestos bajos y uniformes y poca regulación.
