Recientemente se ha dado debate en redes sociales sobre un proyecto de ley planteado por el diputado Eli Feinzaig, del Partido Liberal Progresista, con el que se bajarían los impuestos a los vuelos entre Costa Rica y el resto de Centroamérica, Panamá y República Dominicana, manteniendo su costo (ida y vuelta) por debajo de los US$126.
No tardó la bancada de diputados del oficialismo en criticar la propuesta y en argumentar que esto sería una afectación al sector turístico, la generación de un hueco fiscal y en presentar cientos de mociones en la Asamblea Legislativa para bloquear el proyecto de ley.
Proteger con aranceles a un sector productivo es un argumento proteccionista. En temas agropecuarios el Poder Ejecutivo ha criticado el proteccionismo y se los ha achacado a la izquierda. Cuando me conviene le llamo patriotismo, cuando me perjudica le llamo comunismo.
Como se hace en todo país democrático, los diputados abrieron el diálogo con el sector turístico del país y este negó el peligro señalado por el oficialismo (una fuga de turistas). Más bien se abren las puertas a turistas de otros países al ofrecerles vuelos más accesibles.
Desde la óptica liberal, la menor intervención del Estado en la economía produce mejores resultados, y en un país tan caro como Costa Rica, bajar impuestos y precios siempre será algo positivo.
Salvo dos porristas “liberales” que se jactan de ser “expertos” en todos los temas del país y le pasan echando miel a este gobierno, otros liberales vemos a este gobierno como uno con voracidad fiscal y posturas confusas.
El “libre mercado” lo usan los chavistas como argumento para beneficiar a financistas de campaña y otros amigos, pero mediante la diputada Pilar Cisneros y el ministro de Hacienda, Nogui Acosta, no desperdician la oportunidad para tratar de crear nuevos impuestos y promover el proteccionismo, siempre con las miras en el fisco.
Es una lástima que este gobierno, lejos de buscar acciones para cumplir una de sus principales promesas de campaña: bajar el costo de la vida, siga como un borracho con un tambaleo ideológico y se preocupe siempre por imponerse (las cosas son como yo digo o no se hacen) en vez de buscar acciones positivas.
