Por: Sergio Villalta
Esta semana los médicos especialistas de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) han realizado un movimiento de presión para mejorar sus salarios. Entre las medidas está la de negarse a trabajar horas extras.
Como la CCSS tiene un déficit crónico de médicos especialistas, entonces no hacer las horas extra causa suspensiones del servicio, que ya está saturado con pacientes en espera de ser atendidos. La consecuencia inmediata es que los pacientes pierden sus citas o deben ser trasladados a otros hospitales más lejanos.
¿Cuál es la génesis de este problema?
El origen de todo este problema es la planificación centralizada, valga decir, ausencia completa de un mercado con relación a la formación de médicos especialistas. Al faltar los incentivos propios de un sistema de precios que se determine por la libre oferta y demanda surge la escasez.
Como parte de su frondosa burocracia la CCSS cuenta con un ente llamado: “Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social” (CENDEISSS). El nombre no puede ser más altisonante y muy propio de una cultura burocrática.
El CENDEISSS y la planificación centralizada
El CENDEISSS es el órgano responsable de la conducción de todos los procesos de formación y capacitación en la CCSS, incluido la formación de especialistas. Se supone que el CENDEISSS hace “los estudios” para determinar las “necesidades educativas” en la CCSS.
Además, debe seguir el llamado “Plan Estratégico Institucional” de la CCSS, con el fin de saber cuál es la oferta necesaria para atender la demanda en todos los servicios que brinda la CCSS.
En otras palabras, el CENDEISSS (su cúpula burocrática) determina cuántos médicos especialistas son necesarios, según sus “estudios” y los requerimientos que recibe de la gerencia médica y la gerencia administrativa.
Sin embargo, sabemos que sin mercados ni precios determinados de forma libre, no hay manera de saber realmente qué quieren o qué necesitan las personas.
La historia de la Unión Soviética demostró lo que ya se sabían antes mediante la lógica; que el planificador nunca sabe qué producir, qué medios utilizar, qué materias usar, cuánto producir, a qué calidad, ni a qué precio.
Entonces, el problema no es que los empleados del CENDEISSS hagan mal su trabajo. La cosa es más grave: es que es imposible que el CENDEISSS funcione.
Además, el problema no es de falta de tecnología o de recursos, sino que el CENDEISSS por su naturaleza, es incapaz de adivinar las incógnitas que se van generando a través de millones y millones de interacciones humanas en el mercado de la salud.
En ausencia de mercados libres, la planificación estatal debe hacerse sin el conocimiento sobre las condiciones de la oferta y la demanda que revelan las transacciones reales y voluntarias entre las personas.
Hay que recordar que un mercado no es sólo una fuente de creación de riqueza, sino también de conocimiento y de descubrimientos. En ausencia de un mercado libre el planificador vuela a ciegas.
Tal vez pueda acertar por gracia de la fortuna hoy o mañana. Sin embargo, más temprano que tarde el planificador estatal siempre termina asfixiado en un mar de incertidumbres, insuficiencias y errores.
Tampoco la solución es mejorar los sistemas informáticos o lograr la automatización del CENDEISSS, porque no es un problema de falta de “big data” o de tecnología. La cibernética, “la inteligencia artificial” y la ciencia de datos son herramientas para reducir costos y hacer más eficiente la producción; pero no son un sustituto del mercado.
A todo esto hay que agregar que el planificador central es también una parte interesada y cuenta con un sesgo personal que afecta sus decisiones. Por esta razón, el planificador puede crear un ambiente propicio para la corrupción y para conductas erróneas y decisiones arbitrarias.
Al fin de cuentas el CENDEISSS depende en gran parte de la información que le generan los propios médicos especialistas de la CCSS. Información que llega sesgada por los intereses gremiales.
Estatismo o mercado
Hay que recordar que no existe ningún sistema intermedio entre el libre mercado y la planificación centralizada que practican los burócratas del Estado, como ocurre en el CENDEISSS y en general en toda la CCSS.
Sólo un sistema de precios que sean determinados por la libre oferta y demanda, donde sea posible el cálculo económico, puede lograr de la manera más eficiente que los productores satisfagan las necesidades de los consumidores. Ese cálculo económico sólo puede tener lugar en un mercado libre.
Tomemos el ejemplo de cualquier otra institución pública, digamos el Instituto Costarricense de Electricidad. ¿Por qué no existe una escasez de ingenieros eléctricos en el ICE? Porque es el mercado el que determina la cantidad de ingenieros que deben graduarse y hacer sus pasantías, no el ICE.
Dijo Hayek (premio Nobel de Economía) (*):
“Y como jamás pueden conocerse plenamente todos los detalles de los cambios que afectan de modo constante a las condiciones de la demanda y la oferta de las diferentes mercancías, ni hay centro alguno que pueda recogerlos y difundirlos con rapidez bastante, lo que se precisa es algún instrumento registrador que automáticamente recoja todos los efectos relevantes de las acciones individuales, y cuyas indicaciones sean la resultante de todas estas decisiones individuales y, a la vez, su guía. Esto es precisamente lo que el sistema de precios realiza en el régimen de competencia (…)”
Sin un sistema de precios determinados por la libre oferta y demanda, la escasez de médicos especialistas y los exagerados costos pagados en horas extras seguirán siendo graves problemas sin una verdadera solución.
(*) Friedrich August von Hayek, Camino de Servidumbre, Cap. IV p. 140.
