Muhammad Yunus: la solidaridad que deben imitar los políticos

José Joaquín FernándezJosé Joaquín Fernández

Por: José Joaquín Fernández.  Miembro de la Mont Pelerin Society.

Muhammad Yunus, premio nobel de la Paz en el 2006, es un ejemplo vivo de que la solidaridad con los más necesitados es más eficiente si se respeta el libre albedrío y la libertad individual, en contraste con la planificación central, gasto público creciente, regulaciones e instituciones gubernamentales.

Yunus, quien lanzó un movimiento global llamado microcrédito, es el fundador de Grameen Bank, en Bangladesh, el cual se caracteriza por dar pequeños créditos, equivalentes a 30 ó 40 dólares estadounidenses a personas tan pobres que no tienen un colateral (medio con que respaldar su crédito). Lo único que se valora es que quien pide el préstamo sea emprendedor, responsable y que el dinero sea utilizado para montar un negocio. Los Gobiernos, con el argumento de “proteger” al sistema financiero de posibles “malas pagas”, obligan a que los bancos otorguen préstamos sólo a aquellos que pueden dar pruebas de poder hacer frente al préstamo, como por ejemplo, una garantía hipotecaria, un salario suficientemente alto, o una prenda que supere con creces el monto solicitado en préstamo. Dado que los clientes de Grameen Bank son los más pobres de Bangladesh, no es posible cumplir con los requisitos que solicita el Gobierno. El trato del crédito se cierra con un apretón de manos sin necesidad de documento legal o intermediación de abogados. Por la misma naturaleza de sus clientes quienes son los más pobres entre los pobres, Grameen Bank tampoco puede cumplir con los requisitos impuestos por el Gobierno para captar recursos por medio de depósitos.  Por tanto, Grameen Bank obtiene sus recursos de la reinversión de las ganancias y de las donaciones de personas de buena voluntad. A pesar de los obstáculos impuestos por el Gobierno, el Grameen Bank, desde su fundación en 1983 y hasta el 2006, realizó más de 100 millones de microcréditos con una tasa de recuperación del crédito del 98%; tasa muy superior a la banca tradicional.

El Grameen Bank es la primera de muchas empresas bajo el concepto que Yunus llama “empresa social” (ES). La ES, ha causado una revolución en la manera de combatir la pobreza y viene a romper el mito de la necesidad de empresas o instituciones gubernamentales (sean de servicios médicos o financieros, educación, o telecomunicaciones) para mejorar el bienestar y promover el desarrollo. En un mundo donde nos están recetando más impuestos y más gasto público, Yunus nos viene a proponer algo diferente: la empresa social.

Una ES no consiste en una organización sin fines de lucro porque estas últimas, por lo general, no recuperan sus costos de operación y dependen de donaciones. Una ES tampoco puede depender de subsidios del gobierno. “Una ES no es caridad. Es una empresa en todo sentido. Tiene que recuperar todos sus costos de operación a la vez que provee productos o servicios que cumplen un objetivo social. Ud desea la mejor persona para el puesto y pagar el salario del mercado”; afirma Yunus en su libro Creating a World Without Poverty. La diferencia de una ES con una empresa que maximiza beneficios radica únicamente en que las ganancias son reinvertidas en un 100% en los objetivos sociales de la empresa y los socios fundadores sólo recuperan el aporte de capital.

Yunus no cree que la solución a los problemas sociales se encuentre en el Gobierno ni en la burocracia porque estos son ineficientes, lentos, prestos a la corrupción, y prontos a auto servirse y perpetuarse. Esto nos recuerda la advertencia nos hizo James Buchanan, quien fuera galardonado con el premio Nobel en Economía en 1986, con su teoría del public choice que establece que la naturaleza del burócrata es la misma que la del capitalista, del empresario o del consumidor y que, por tanto, es absurdo encomendarle al burócrata la solución de los problemas económicos y sociales.

“Me opongo a las dádivas. Ellas quitan iniciativa y la responsabilidad de las personas. Si la gente sabe que algo es gratis, ellos destinarán esfuerzos en busca de lo que es gratis en vez de usar esa energía en obtener algo por sí mismos. Las dádivas, también promueven la corrupción. El paternalismo, por más buenas las intenciones, lleva a un camino sin salida;” concluye Yunus.

En este momento, Yunus ha creado más de 25 empresas con este concepto que incluyen servicios médicos, empresas de telecomunicaciones, becas para la educación, productos alimenticios para los pobres, etc. Yunus se percata que en Bangladesh está llena de emprendedores que solo necesitan una oportunidad.

Yunus, al igual que el político, cree en solidarizarse con los más necesitados. La diferencia está en el mecanismo. El político propone burocracia, regulaciones, e impuestos. Yunus propone empresas sociales que no requieren de impuestos, ni de regulaciones ni de gasto público alguno. El Estado Benefactor viola la libertad individual que es la naturaleza misma del ser humano; las empresas sociales no. El Estado Benefactor al estar financiado con impuestos estimula el despilfarro lo cual crea mayor necesidad de impuestos en un círculo vicioso sin fin. Las empresas sociales al tener que vivir bajo un mercado libre y competitivo están obligadas de manera permanente a hacer el mejor uso posible de sus recursos. El Estado Benefactor es contrario al valor humano de la solidaridad porque esta es voluntaria y los impuestos son coercitivos. Las empresas sociales viven auténticamente la solidaridad.

Si bien Yunus no lo dice explícitamente, es obvio que las EESS funcionan mejor en un ambiente propicio para hacer negocios; es decir, en un ambiente lleno de libertad económica, con gasto público que no supere el 15% del PIB, con pocos y bajos impuestos, con el más absoluto libre comercio, pocas regulaciones y con el cierre de la banca central. “Creo en los mercados libres como una fuente de inspiración y libertad para todos … y que nos hemos beneficiado enormemente de sus fuerzas creativas, eficiencias y dinamismo”.

La reflexión final a la que deseo llamar la atención que la siguiente: ¿Por qué el político en vez de recaudar cientos de millones de dólares y destinarlos en una campaña política, no destina esos recursos para crear una empresa social y así ayudar a los más necesitados tal y como lo hizo la Yunus? Creo que todo político honesto propondría el cierre de toda empresa e institución pública del mundo y que éstas sean sustituidas por EESS.


Publicado el 26/FEB/2016 en el diario La Prensa Libre (Costa Rica)