El desempleo cae a 6,7%

José Joaquín FernándezJosé Joaquín Fernández

Una tasa del 6,7% sigue siendo altísima y vergonzosa. No hay nada que celebrar.

Por: José Joaquín Fernández.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec), la tasa de desempleo en Costa Rica se situó en 6,7% para el trimestre junio, julio y agosto del 2024. Esta cifra muestra un descenso con relación al IV trimestre del 2023 que cerró con 7,3% de desempleo.

El descenso en la tasa de desempleo es positivo. Sin embargo, desde cualquier punto de vista una tasa del 6,7% es altísima y vergonzosa. No hay nada que celebrar. Si no hay empleo, no hay ingreso. Por eso una alta tasa de desempleo promueve la pobreza, estimula la delincuencia y aumenta la desigualdad.

Como contraste, Singapur tiene una tasa de desempleo de apenas 2,0% a junio del 2024. ¡Eso sí es éxito de política económica y expresión fehaciente de un tigre asiático! Si Costa Rica no tiene una tasa de desempleo del 2,0% es por la pésima política económica que impulsan los gobernantes.

Solo la inversión privada puede generar empleo. Cuando un empresario invierte, una parte lo hace en capital físico y otra en capital humano. Por tanto, cuando una tasa de desempleo es alta es porque el país no cuenta con un clima apto para que haya suficiente inversión que absorba la mano de obra desempleada.

Por otra parte, la población ocupada nacional fue 2,24 millones de personas, de las cuales 900 mil (40%) laboran en el sector informal de la economía. Otra cifra vergonzosa.

Ya la Economía ha dado la respuesta a la causa para generar empleo con altos salarios. No hay que descubrir el agua tibia, ni contratar consultores, ni recurrir a la OCDE por auxilio.

Singapur, además de tener una baja tasa de desempleo, ocupa la primera posición en el Índice de Libertad Económica que elabora Heritage Foundation. Esto no es casualidad, sino causalidad. Es decir, si queremos reducir el desempleo y convertirnos en tigres del desarrollo, necesitamos implementar políticas que favorezcan un clima de inversión y de libertad económica, a saber: reducir el gasto público cerrando la mayoría de las entidades públicas, desregular los mercados para promover la libre competencia, privatizando todas las empresas públicas, promover el libre comercio, romper monopolios creados por ley, reducir impuestos, cerrar el Banco Central y acabar con los privilegios como el Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) y los regímenes de pensiones con cargo al presupuesto.