Debe quedar claro que lo que dio origen al Consejo Nacional de la Producción (CNP), dejó de ser hace muchísimos años. Su función era comprar caro a los productores y vender barato a los consumidores. Esto se prestó para actos de corrupción y, además, ocasionó pérdidas multimillonarias que terminamos pagando los contribuyentes. Todos estos proyectos terminan siendo ejemplos del adagio popular: “sale más caro el caldo que los huevos”.
En CNP debió cerrarse en el momento que se acabaron estas políticas. Sin embargo, los políticos corruptos se niegan a cerrarlo y le han asignado, por ley, el monopolio de la venta de alimentos a las entidades públicas incluyendo escuelas y colegios. Las consecuencias, como en todo monopolio, son precios más caros para los estudiantes de bajos recursos.