Nos dice el autor: “No tengo por qué dudar de las buenas intenciones de la diputada Marulin Azofeifa, al presentar su proyecto de creación de un colegio de estilistas y afines, por el que sólo podrán ejercer sus oficios estilistas, peluqueros, barberos, maquillistas y manicuristas. Pero, las buenas intenciones no son suficientes; también deben ponderarse los efectos de su propuesta.”
La Economía nos enseña que la creación de colegios, sean de profesionales o de oficio, terminan perjudicando al consumidor y a la sociedad en general. Al limitar la competencia, los precios suben y cae la calidad. También, la limitación de la oferta estimula el ejercicio clandestino o el auto tratamiento y con ello se empeora lo que se pretende corregir: mala praxis.
Lejos de crear nuevos colegios, debemos eliminar todos los existentes y que los profesionales se agrupen de manera voluntaria amparados en la ley de asociaciones.