La ANEP y los ricos

Sergio VillaltaLiberalismo, Libertad económica, Libertad individual

La Asociación Nacional de Empleados Públicos afirma que el “gran empresariado corporativo” tiene miles de millones de dólares acumulados en los bancos. (Ver aquí)

Los sindicalistas afirman poseer los documentos oficiales del Banco Central para demostrarlo. De seguido concluyen que es muy injusto que al “pueblo” le suban los impuestos.

En especial cuando existen “ricos” que acumulan semejante cantidad de riqueza. La solución sindical a los problemas del gobierno siempre pasa por mirar cuánta riqueza acumulan los “ricos” – y esta vez no es la excepción.

Dicen:

“(…) los sectores de gran poderío económico, el gran empresariado corporativo de los mega-negocios, incluyendo potenciales capitales de procedencia dudosa, tenían depósitos en bancos y a esa misma fecha de setiembre de 2018, de 12 mil 351 millones de dólares ($12.351.000.000).”

Según los sindicalistas ese monto de $12.351.000.000 equivale a un 21% del PIB. Esto sería suficiente como para solucionar los problemas de las finanzas del gobierno.

Básicamente nos dicen que la riqueza ya está ahí. Que es hora que los ricos paguen. Como si los “ricos” no pagaran ya impuestos. Y que pagando los “ricos” más impuestos, los problemas fiscales del gobierno desaparecen.

¿Pero quiénes son estos “ricos”? Existen dos grupos:

La casta parasitaria

Recordemos que vivimos bajo un sistema de “socialismo de amigotes”. Porque el gobierno expropia gran parte de la riqueza que nosotros producimos.

Una vez confiscada esa riqueza el gobierno la gasta según sus intereses. Por ende, existe un grupo que es receptor neto de esa riqueza. Este primer grupo se enriquece de manera ilegítima.

Se enriquece porque le arrebata a los demás personas sus recursos. Estos “ricos” claramente utilizan medios ilegítimos para acumular la riqueza. Y constituyen una bien dibujada casta parasitaria que vive del trabajo ajeno.

El mercado

Ahora bien, existe otro grupo de personas que obtienen su riqueza en el mercado. Pero lo logran porque contribuyen al bienestar de los demás. Estas personas adquieren riqueza porque nos entregan bienes y servicios que elevan nuestro nivel de vida.

De ser las cosas al contrario no existiría una demanda de esos bienes y servicios. Ya que las personas deciden voluntariamente comprarlos, puesto que a nadie se le obliga.

Pero las personas compran esos bienes y servicios de manera discrecional y desigual. Por esta razón siempre va a existir el oferente al cual se le comprará más.

Y a los otros productores por la razón que sea se les comprará menos. Algunos productores acumularán más riqueza que otros en el mercado. Pero lo hacen porque ofrecen algo mejor.

Además, porque las personas valoran más lo que reciben de esos productores de lo que le entregan. El que acumula riqueza de esta manera (en el mercado) le hace un gran bien a la sociedad. Y es muy meritorio que lo haga de esa forma.

El riesgo

El que se enriquece en el mercado tuvo que correr el riesgo de invertir su capital. Pero además corrió el riesgo de identificar cuál era la demanda que no estaba siendo satisfecha.

Nadie y nada le garantizaba que sería exitoso en satisfacer esa demanda. Y lo más común es que muchos fallen y pierdan parte o la totalidad de su patrimonio.

Lo correcto

Adquirir riqueza de esta forma es lo moralmente correcto; porque no se está violando los derechos de propiedad de nadie. Tampoco se está obligando a las personas a consumir algo que no desean.

Enriquecerse de esta manera es la forma legítima de hacerlo. Por ende, confiscar la riqueza que ha sido adquirida de manera correcta es una actividad delictiva y algo moralmente indebido.

Porque el robo sigue siendo robo aunque se ampare en la ley. Y esto es precisamente lo que quieren hacer los sindicatos como la ANEP.

Desean expropiar la riqueza que se ha producido de manera legítima. Para que una vez que esa riqueza se haya acabado, todos volvamos a vivir en la pobreza.