El salario escolar: un privilegio que debe derogarse

Sergio VillaltaSergio Villalta

Por: Sergio Villalta

Por decreto ejecutivo existe un “salario escolar” para los empleados gubernamentales, también existe un “salario escolar” (por ley de la República, no por decreto) para los empleados del sector privado.

Para los empleados del sector privado es una norma de naturaleza muy diferente, porque consiste en un ahorro que se forma a partir de una fracción de su salario mensual. En cambio, para los empleados estatales el salario escolar es un aumento salarial.

I. Naturaleza del salario escolar

Inicialmente el mal llamado “salario escolar” para los empleados estatales, se justificó como una ayuda para los padres de familia con hijos en edad escolar. En la práctica no lo es.

Porque el “salario escolar” es un aumento que reciben los empleados estatales, incluso aquellos que no tienen hijos. Lo reciben también los empleados que tienen hijos, pero que no están en edad escolar.

Esto demuestra que se trata de un “plus” salarial para los empleados públicos. La naturaleza del “salario escolar” es propia de un aumento salarial. No se trata nada más de un ingreso adicional para los empleados con hijos en edad escolar.

El monto actual de este aumento salarial que reciben los empleados gubernamentales equivale a un doceavo de todos los salarios recibidos en el año. Es el decimocuarto salario del año para estos empleados.

II. ¿Derecho o Privilegio?

El “salario escolar” es un privilegio. Existe una diferencia entre lo que es un derecho y lo que es un privilegio. Porque un derecho se define como una prerrogativa que se puede llevar a cabo cuando las demás personas se abstienen de impedirlo.

Por ejemplo: el derecho a la libertad de tránsito solo requiere que a usted no se le impida movilizarse por la calle. El derecho a la libertad de expresión requiere que otros no le impidan que usted se exprese.

El derecho a la vida requiere que otros no lo agredan o intenten asesinarlo. Pero en ninguno de estos derechos usted le impone a los demás una obligación, salvo la de no interferir con su derecho.

Con respecto a los privilegios estos se definen como la obligación que se le impone a otros a la fuerza. En el privilegio se les obliga a pagar a los demás el costo de brindarle a usted un servicio o un bien. Si un bien o servicio debe ser pagado por otra persona a la fuerza, para que usted pueda disfrutarlo esto se constituiría en un privilegio.

Ya que el “salario escolar” representa un costo y requiere que existan recursos disponibles para que pueda ser entregado a un grupo específico de hombres, es un claro ejemplo de un privilegio. El salario escolar no es un derecho.

El “salario escolar” no podría existir sin que a los demás se nos imponga la obligación de financiarlo a la fuerza. Por lo que siendo una imposición que debemos pagar el resto de las personas, es un claro privilegio que disfruta un reducido grupo de hombres.

III. El “salario escolar” y la política de salarios crecientes

El “salario escolar” también se justificó en un inicio como un componente de la política salarial y como una acción para fomentar los “salarios crecientes”. Según lo decretado en 1994 en el Acuerdo de Política Salarial de la Comisión Negociadora de Salarios del Sector Público el “salario escolar” :

“(…) se establece como uno de los principales componentes de la política de salarios crecientes (…)”

Es claro que la naturaleza del “salario escolar” es la de ser un aumento o “plus” salarial. Aumento que se disfraza con la justificación de ser un ingreso adicional para ayudar a los padres de familia con niños en edad escolar.

¿Pero es posible que se considere al “salario escolar” como parte de una “política de salarios crecientes”? ¿Y será posible que el Gobierno establezca una “política de salarios crecientes”?

Sucede que en una sociedad libre la interacción de las diferentes fuerzas que componen los mercados hacen que se vaya poco a poco formando un aumento constante de las tasas de capitalización. Es decir, cada vez existirá una cantidad mayor de capital con relación a cada trabajador.

Esto significa que la acumulación de ese capital irá elevándose por sobre el aumento natural de la población. Y esto llega a ser es la única forma en que pueden aumentar los ingresos de todas las personas.

Mises explica en su obra La Acción Humana (capítulo 21) que:

“(eventualmente) La acumulación de capital se eleva por encima del aumento de las cifras de población. Consecuentemente, la productividad marginal del trabajo, los salarios y el nivel de vida de los asalariados tienden a aumentar continuamente.”

Los aumentos salariales que se realizan por decreto o ley (como el “salario escolar”) no son realmente un aumento del ingreso real de todas las personas en un país. Porque esto solo puede suceder a partir del incremento constante del índice o de la tasa de capitalización.

Esta “política de salarios crecientes” que justificaba al salario escolar, viene a ser nada más que un aumento de la cantidad de dinero que recibe el exclusivo grupo de los empleados estatales.

IV. El “salario escolar” y el control de precios

El gobernante no debe intervenir en la fijación de los precios en un mercado. Así como no debe fijar los precios de las naranjas, de los zapatos o de los teléfonos, tampoco debe fijar el precio de los salarios.

No es tarea del gobernante decretar aumentos de salarios. Así como no es tarea del gobernante decretar un aumento del precio del pan o del agua. Porque el salario es un precio. Y siendo el salario un precio igual a los demás, debe determinarse de la misma forma que los demás precios.

Esto no significa que el hombre en sí mismo sea una mercancía que se pueda comprar o vender. Porque el hombre es libre por derecho propio (por Ley Natural). El hombre (su mente, su cuerpo) no pueden por lo tanto tener un precio; pero los servicios o tareas que el hombre pueda proporcionarle a otros si pueden valorarse mediante un precio.

V. Conclusión

Si por voluntad personal se pudieran aumentar los ingresos de los empleados de manera real mediante un decreto, todo sería muy fácil. Bastaría hacer un decreto en ese sentido. En lugar de 14 salarios al año, ¿por qué no recibir 18, 25 o más salarios? La verdad es que solo existe una manera segura de aumentar la prosperidad de todos.

Cuanto más valor las personas produzcan, más riqueza tendrán. Y cuanta más libertad tengan las personas para producir, más riqueza serán capaces de crear. Para aumentar la riqueza y la prosperidad de todos, las personas y las empresas deben ser libres para producir. Libres para determinar el mejor uso de los recursos que les pertenece. Y libres para conservar el producto de su trabajo.