¿Por qué la deuda pública es perversa?

Sergio VillaltaSergio Villalta

La Contralora General de la República señalo ante una comisión legislativa que la deuda pública interna aumentó en más de 600 mil millones de colones en lo que llevamos del año. Al día de hoy la deuda nacional supera los 29 billones de colones. (1)

La deuda pública es muy diferente a una deuda que se asume en el sector privado. Si una empresa, ante un banco o cualquier prestamista, asume una deuda con la obligación de pagarla a cierto plazo y con determinado interés, estamos ante una transacción voluntaria. Porque ambas partes (el deudor y el acreedor) establecen una relación contractual mediante un intercambio previamente acordado.

Lo hacen porque las partes estiman beneficiarse al asumir esa deuda, porque de lo contrario no aceptarían pactar nada. Sin embargo, la “deuda pública” es muy diferente. Al contrario de lo que sucede con una deuda entre particulares, la “deuda pública” no es un intercambio voluntario.

Lo que compromete el gobierno al asumir una deuda es la riqueza futura del pagador de impuestos. El gobernante, en lugar de confiscar la riqueza hoy mediante impuestos, recurre a la “deuda pública”. Así, logra fabricar la ilusión de gobernar sin aumentarle los impuestos a nadie.

Una vez que el gobernante termine su periodo de gobierno, el que le sigue deberá ver cómo hace para cumplir con el pago de esa deuda. Pero, el engaño no puede sostenerse para siempre.

Llegará el día en que no se pueda pagar la deuda de ayer con la emisión de una deuda nueva hoy. Siempre la deuda que se nos obliga a asumir hoy deberá ser pagada en un futuro con más impuestos o con más inflación.

La “deuda pública” es una servidumbre perversa. Porque le permite al gobernante alimentar su ego en las nubes de una fantasía, pero a costa de la ignorancia de las masas que deberán pagar esa deuda, cuando esa ilusión se desvanezca como la neblina de un amanecer.