Sobre la complejidad estatal

Andrés Ignacio PozueloAndrés Pozuelo

Por: Andrés I. Pozuelo

En las economías mixtas contemporáneas, o sea, aquellas donde existe la intervención estatal en muchos ámbitos y, los impuestos son la fuente fondos de esta intervención; los mercados se ven afectados, no solo, por el traslado de poder económico de los que producen a los burócratas que no producen, sino también por la complejidad fiscal y regulatoria.

Lea: El fracaso del Estado

Esta complejidad añade costos de transacción que terminan siendo pagados por la gente de menos recursos; y a la vez, aquellos que tienen recursos, se ven beneficiados, por las barreras de entrada que estos costos implican.

Por eso, cada ley regulatoria o fiscal que se le ocurre al gobierno o diputados significa un obstáculo más para aquellos que quieren prosperar en los mercados pero que no cuentan con el capital necesario para lograrlo.

El Estado tratar de arreglar con una mano, lo que la otra mano destruye, vendiendo la idea errónea de que la educación y servicios que provee, ayudarán a los más desfavorecidos. Pero esto es una ilusión y una mentira perversa.

Lea: La educación es demasiado valiosa para dejarla en manos de burócratas

La complejidad y la alta evolución industrial, en los países desarrollados, surgió de una alta simplicidad institucional; y posteriormente, una vez desarrollados, para bien o para mal, estos países adoptaron sistemas institucionales más complejos.

Pero en latinoamericana, históricamente se han impuesto sistemas institucionales “complicados”, tratando de imitar a los países europeos, que han destruido la capacidad de evolución económica y han desvirtuado las instituciones democráticas, a base de burocracia, corrupción, y leyes inoperantes.

Las altas tasas impositivas, el proteccionismo selectivo, las leyes perfeccionistas, los sistemas de reparto, y los gobiernos controladores, son algunos de los vicios importados que hemos tenido que soportar.